La pandemia del coronavirus ha traído un modelo de educación y de actividades extraescolares que empezó como una excepción y que ha terminado por implantarse en algunos centros educativos de forma total, híbrida o complementaria. Estamos hablando de las clases virtuales y cómo afectaron a los niños.
Las clases online han afectado a los niños considerablemente en su proceso de aprendizaje, sobre todo en los estudiantes más pequeños. Aquellos de entre 3 y 8 años están en una de las etapas de aprendizaje más importantes de su vida, por lo que el modelo de educación que se sigue influye de forma más acusada que en otras edades.
Este modelo de clases online fue la única solución para continuar con el curso en 2020 y, de esta forma, se evitó que los alumnos perdieran unos meses de aprendizaje cruciales. Entre los 3 y los 8 años se sientan las bases de aspectos tan importantes en el futuro académico como la lógica, las matemáticas, la escritura o la comprensión lectora.
La atención es otro aspecto que hay que tener en cuenta, pues hablamos de alumnos cuya edad les dificulta retener información o comprender las lecciones. Las clases online no han sido buenas en este sentido, y es que es bastante fácil que los niños pierdan la atención y más complicado conseguir captarla.
Las clases virtuales afectan a los niños, como ya hemos visto, y plantean problemas como la dificultad de conseguir que los más jóvenes presten atención. Esto se puede mitigar con soportes digitales como presentaciones atractivas, vídeos explicativos o potenciar al máximo técnicas orales orientadas a conseguir su interés.
Otro aspecto importante de las clases online para niños es el poco compromiso que puede generar en algunos estudiantes: falta de asistencia, compaginar con otras actividades, falta de atención deliberada para realizar otras actividades, etc.
Como es de esperar, la educación desde casa implica una conexión a Internet estable y un ordenador o tablet propio a ser posible. Esto no se puede asegurar en todos los casos, y complica la educación de los pequeños.
Las clases virtuales ayudaron a desarrollar la autonomía de los alumnos, los cuales tenían la responsabilidad de asistir incluso en el confinamiento, con la pandemia. Estas clases han permitido también seguir con el temario de forma más o menos normal, por lo que se ha evitado en la medida que los alumnos más jóvenes se queden atrás.
Además, la facilidad para compaginar las clases con otras actividades o con la vida familiar es otra de las ventajas más relevantes. Las clases online permiten ahorrar tiempo en transporte y la conciliación familiar. Por ello, se están haciendo populares en actividades extraescolares (cursos, idiomas, grupos de tiempo libre, etc.), academias o clases de apoyo.
El sistema educativo ha cambiado y ahora encontramos modelos totalmente presenciales y otros híbridos. Así se pueden potenciar las ventajas de las clases online sin perder la educación presencial, crucial en los alumnos más jóvenes.
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