La crianza positiva es un conjunto de prácticas orientadas a mejorar el desarrollo y el bienestar de los menores, un modelo de aprendizaje que abarca cuidados, protección, consejo para el desarrollo de su inteligencia emocional y crecimiento saludable.
Estas prácticas se pueden implementar a lo largo de los años, aunque los primeros cinco son vitales para definir la evolución futura. A continuación, podrás conocer algunos consejos para la crianza positiva de un niño.
Se trata del primer paso para alcanzar el bienestar mental, pues la autoestima se puede estimular de diversas formas: cuidando el tono de voz con el que dirigirse a los menores, alabar los logros aunque sean pequeños, dejarles desarrollar la máxima autonomía en su día a día y evitar comparaciones negativas o palabras hirientes.
Los límites y las normas no deben ser negativos siempre que se apliquen de forma coherente y en su justa medida. Un consejo para la crianza positiva que pretende mejorar el desarrollo de los niños es el autocontrol; es decir, ellos eligen los comportamientos en base a unos límites y normas que deben conocer y se podrán imponer castigos en el caso de saltarse estas restricciones.
Algunos ejemplos del día a día pueden ser no permitir ver la televisión hasta que no estén hechos los deberes o castigos leves por malas contestaciones, como un día sin algo que les guste hacer.
El aprendizaje de los niños es autodidacta, aunque siempre basándose en unos parámetros adquiridos por su entorno. La familia y los profesores deben incidir en la diferencia entre lo correcto y lo incorrecto, intentando conseguir que el niño lo comprenda.
Una forma bastante popular es el sistema de incentivos y castigos, siempre ajustados a la edad y la magnitud de los hechos.
Otro de los consejos para una crianza positiva fundamentales es ampliar la flexibilidad en el aprendizaje. El comportamiento de los niños, sobre todo en edades menores a 5 años, es cambiante, puesto que se encuentra en continua evolución. No sería realista establecer metas o imponer normas que no van a poder cumplirse debido a la edad.
La flexibilidad tiene que ver con la negociación y el diálogo con los pequeños, aunque siempre potenciando la motivación.
Por ejemplo, si un niño no consigue realizar los deberes en el tiempo establecido porque se distrae con cierta facilidad, tendrá que aumentarse (siempre que no sea la norma diaria) o buscar soluciones (clases de apoyo, mejorar la motivación, ofrecer incentivos y premios si termina a tiempo, etc.).
Los niños muy pequeños basan su sistema cognitivo en la repetición de acciones que observan en su entorno, por lo que suelen establecer modelos a seguir en sus padres, hermanos o abuelos. La crianza positiva y sus consejos favorecen la independencia de los niños, también a la hora de elegir su comportamiento o su forma de ser, pero las malas conductas deben ser recriminadas.
La forma perfecta para que los niños no adquieran comportamientos negativos como tendencias agresivas, gritos, egoísmo o intolerancia es dando buen ejemplo. Aquellas personas que serán seguidas como ejemplo deben tener cualidades como el respeto, la cordialidad, la generosidad o el diálogo.
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